Cuando una mujer encuentra un libro (XV) Marías





"Qué cansado es querer, pensé"


"Yo no quiero morir como un imbécil, y puesto que un día u otro deberé morir sin remedio, por encima de todo quiero cuidar en mi tiempo lo único que es seguro e irremediable, pero quiero sobre todo cuidar la forma de mi muerte porque es la forma lo que en cambio no es tan seguro ni irremediable. Es la forma de nuestra muerte lo que debemos cuidar, y para cuidarla debemos cuidar nuestra vida, porque será ésta, sin ser nada en sí cuando cese y sea sustituida, lo único que sin embargo será capaz de hacernos saber al final si morimos como un imbécil o si morimos aceptablemente. Tú eres mi vida y mi amor y mi vida de conocimiento, y porque eres mi vida no quiero tener a mi lado a otra persona que tú cuando muera. Pero no quiero que llegues de pronto a mi lecho de muerte tras saber que agonizo, ni que acudas a mi enterramiento para despedirme cuando yo ya no te vea ni pueda olerte ni pueda besar tu cara, ni tan siquiera que aceptes o busques acompañarme mis últimos años porque los dos hayamos sobrevivido a nuestras respectivas y lastimeras o separadas vida, pues no me basta. Sino que quiero que en la hora de mi muerte lo que allí esté presente sea la encarnación de mi vida, que no será otra cosa que lo que ésta haya sido, y para que tú la hayas sido es necesario que hayas estado a mi lado también desde ahora y hasta ese momento mío definitivo. No podría soportar que en esa hora tú fueras sólo recuerdo y estuvieras mezclada, y pertenecieras a un tiempo lejano y borroso que es nuestro nítido tiempo de ahora, porque es el recuerdo y el tiempo lejano y la mezcla lo que más detesto y lo que siempre he intentado rebajar y negar, y enterrar a medida que se iban formando, a medida que cada presente estimado y enaltecido dejaba de serlo para ser pasado, e iba siendo vencido por lo que no sé cómo llamar si no lo llamo su propia e impaciente posteridad o su no-ahora. Por eso no debes marcharte ahora, porque si ahora te marchas me quitarás no sólo mi vida y mi amor y mi vida de conocimiento, sino también la forma de mi muerte elegida..."


                 


"la posición de las manos, con frecuencia cruzadas sobre la mesa o la barra en un gesto de incertidumbre, vestigio de las plegarias, que nunca se sabe si serán atendidas, en el que a veces también yo he hallado momentáneamente alivio a mis desesperaciones latentes."

"Me gusta mi profesión, me gusta salir a un escenario con un disfraz y convertirme en muchos,"

"Toda la figura, privado el rostro, producía una sensación de impecabilidad, de fijeza, de acabamiento y conformidad, como si en ella ya no cupieran cambios ni enmienda ni negación. Como los días ya terminados, como las leyendas, como la liturgia de las religiones firmes, como los cuadros de siglos pasados que nadie se atrevería a tocar."

"casi sin saberlo, hice llover besos sobre su rostro con callado ardor, como si tuviera prisa por llegarle al alma."

"Cuando mueras yo te lloraré de veras. Yo me acercaré hasta tu rostro transfigurado para besarte con desesperación los labios en un último esfuerzo, lleno de presunción y de fe, para devolverte al mundo que te habrá relegado. Yo me sentiré herido en mi propia vida, y consideraré mi historia partida en dos por ese momento tuyo definitivo. Yo cerraré tus reacios y sorprendidos ojos con mano amiga, y velaré tu cadáver emblanquecido y mutante durante toda la noche y la inútil aurora que no te habrá conocido. Yo retiraré tu almohada, yo tus sábanas humedecidas. Yo, incapaz de concebir la existencia sin tu presencia diaria, querré seguir sin dilación tus pasos al contemplarte exánime. Yo iré a visitar tu tumba, y te hablaré sin testigos en lo alto del cementerio tras haber ascendido por la pendiente y haberte mirado con amor y fatiga a través de la piedra inscrita. Yo veré anticipada en la tuya mi propia muerte, yo veré mi retrato y entonces, al reconocerme en tus facciones rígidas, dejaré de creer en la autenticidad de tu expiración por dar ésta cuerpo y verosimilitud a la mía. Pues nadie está capacitado para imaginar la muerte propia".

"delatando una coquetería marchita pero todavía invicta."

"el paisaje no es nunca dramático, como lo es la realización de un dibujo o el agua movediza o el fuego titubeante, y esa es la razón por la que observarlo descansa a los fatigados y aburre a los que no se cansan."


Comentarios